¿Idiota! ¿No ves que nada eres?
Apenas fina capa mohosa te protege
de la podredumbre. Gusanos hambrientos te rodean.
¿Ignoras que en un pase mágico, en un segundo apenas
cae por tierra toda la altivez y el bello
papel de regalo revela la fétida masa?
El gusto amargo de la hiel, la visión incierta,
el torcerse de las piernas, el descontrol total...
todo es inevitable!
Cualquier día serás presa fácil:
el tiempo es impiedoso.
El trágico fin no depende de tu voluntad.
La arrogancia que derramas no pasa
de ser faceta inútil de tus diversas faces
vanas y mundanas.
Al sol poniente, el rostro marchito y los huesos corroídos
dolerán más que en aquellos que tuvieron
la precaución y el buen tino de ser
simples y ocultos.
Quedarán tus lindos cabellos...
¿Y qué utilidad tendrán tus cabellos, hilos
huérfanos y subterráneos, dispersos, opacos
sobre los huesos.
Traducción: Graciela Cariello
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